El ritmo de vida ha ido acelerándose en los últimos años. Vivimos rápido y preocupados, nuestro cuerpo y nuestra mente viven estresados, oxidándose a zancadas y creando daños muy difíciles de restaurar. Tanto es así, que hay una rama de la audiología dedicada al estudio e investigación del impacto del estrés y presión social sobre la salud auditiva.
La evidencia científica ha demostrado en las últimas décadas la relación entre el estrés y la ansiedad con la aparición de Acúfenos e incluso crisis de Sordera súbita idiopática.
Las células ciliadas de nuestro oído interno son altamente especializadas y muy sensibles. Es posible que hayas experimentado la escucha de un ruido anómalo, que no procede de una fuente real, sino que surge de un pulso neuronal erróneo. A menudo vivimos esta experiencia después de una situación sonora de alto nivel de intensidad. La sensación del acúfeno es parecida, el paciente escucha un sonido contínuo, que en función del grado, puede ocurrir a veces, en situaciones silenciosas o en todo momento. Los Acúfenos, también llamados Tinnitus, no tienen un origen claro en la mayoría de los casos ni tampoco un tratamiento eficaz, pero sí conocemos que tienen una estrecha relación con el estrés emocional.
EL ESTRÉS MATA CÉLULAS
El estrés mantenido acelera la liberación de radicales libres que oxidan y atacan a las células del oído interno, además de a muchas otras, dejando detrás de sí un elevado número de bajas entre las células especializadas. Sus ataques pasan desapercibidos hasta que los daños son evidentes y no siempre tienen vuelta atrás.
Proteger nuestra mente y nuestro cuerpo del estrés diario supone un gran reto para la sociedad actual y la única herramienta para luchar contra este tóxico auditivo.
Si estás sometido a un estrés prolongado en el tiempo y has notado sonidos continuos en tu cabeza, te recomendamos realizar una revisión auditiva los antes posible.
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