Los mareos pueden ser debidos a muchas causas: cuello y problemas de cervicales, oído, anemia, problemas cardíacos, hipoglucemia,… y a la visión.
La insuficiencia de convergencia es el problema de coordinación visual más frecuente, y que más síntomas produce.
¿Qué es la insuficiencia de convergencia?
Es la dificultad de apuntar con ambos ojos a la vez a un objeto de cerca. Cuando miramos de cerca, convergemos (juntamos los ojos) y acomodamos (enfocamos de cerca), y estas dos acciones deben producirse a la vez de forma coordinada. Cuando este sistema falla, pueden producirse síntomas como:
- Dolores de cabeza y cansancio
- Falta de concentración
- Visión doble de cerca: a veces esta visión doble no se aprecia porque se adoptan posturas compensatorias (inclinan la cabeza para leer o escribir)
- Visión borrosa de lejos y/o cerca que va empeorando cuanto más tiempo se pasa fijando de cerca
- Mareos al cambiar la mirada: enfocar la pizarra y después a la libreta
- Mareo e incomodidad incluso al mirar a las personas a la cara
La insuficiencia de convergencia suele ir asociada a problemas de cervicales y cuello secundarios a un traumatismo, latigazo cervical, malas posturas en el trabajo y traumatismos leves y severos (desde un pequeño golpe a un accidente de tráfico).
Es un problema muy frecuente en niños con dificultades en la lectura y escritura, y algunos problemas de concentración.
No se suele detectar en un examen visual rutinario debido a que cada ojo, de forma independiente puede tener buena visión, y estéticamente no se nota (como es el caso de un estrabismo). Es necesario realizar una evaluación completa de la visión binocular para dar solución a este tipo de problema, además de un tratamiento conjunto con un fisioterapeuta.
La historia de Lucía
Soy una chica de 27 años y desde que tengo uso de razón tengo problemas de mareos. Nunca le di importancia al marearme en el coche, aprendí a vivir con biodramina y bolsas en la mochila para las excursiones del colegio y de la banda pero hace poco descubrí que mi calidad de vida podría mejorar.
Hace un año empeoré, no podía casi levantarme de la cama y con grandes esfuerzos intenté hacer mi vida cotidiana hasta que un día Diana me “obligó” a ir a su consulta. Me hizo un examen visual y varios ejercicios y descubrió que mis ojos no eran capaces de apuntar a la vez de cerca, y que para seguir un objeto en movimiento tenía que mover la cabeza. Allí dónde mis ojos no llegaban, compensaba con el cuello.
Me comentó que necesitaría realizar un programa de terapia visual, además de unas gafas especiales y continuamente sesiones de fisioterapia.
Comencé con la terapia pero iba a peor hasta que descubrió que los ejercicios eran de “demasiado” nivel, tuvimos que comenzar por el “pececito”, es decir, tumbada en la cama y mover el cuello muy levemente.
Poco a poco fui mejorando, ya las sesiones de fisio no eran semanales, eran cada 15 días, los ejercicios iban aumentando de nivel y así hasta hoy, ya no me queda casi nada para que me den el alta y poder irnos de crucero, ¿verdad Diana? (fue el objetivo que nos pusimos el primer día de terapia, montar en barco).
Fui descubriendo que lo que había normalizado en mi vida se podría mejorar incluso siendo un adulto. Tenía síntomas de un traumatismo (quizás a la hora de nacer) y ello me daba problemas para coger apuntes: no podía enfocar a la pizarra y rápidamente al folio para escribir, a la hora de conducir de noche, me parecía que todos los coches tenían las largas puestas…Situaciones tan cotidianas que no creemos que tienen relación con la vista.
Tras un año mis mareos son escasos, mi vista es mucho mejor, ¡¡puedo hasta conducir de noche!!
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